En vista de la nueva normalidad, es posible que pasen desapercibidos en este mes de agosto: el 130 y 100 aniversario del nacimiento de Howard Phillips Lovecraft y Ray Bradbury respectivamente, y el 74 aniversario luctuoso de Herbert George Wells, todos ellos escritores de cuentos fantásticos y Ciencia ficción. No importa en qué circulo de admiradores (fandom) te desenvuelvas, descubrirás que el termino ciencia ficción es una gran nube donde hay: desde quienes agrupan todos los géneros fantásticos en él/ella hasta quienes prefieren crear nuevos subgéneros para evitar la discusión.
Las variables de cómo se clasifica esta literatura de ciencia especulativa o “la ciencia que podría ser” provienen desde las que dieron fama a los textos de Julio Verne con viajes por el mar, tierra y cielo; pasando por las revolucionarias utopías o distopías con viajes en el tiempo y las clasificaciones que diferencían si son vaqueros, monjes o caballeros andantes y princesas del espacio en un futuro distante o sociedades futuristas con tecnologías del siglo XIX en un pasado inmediato o ucrónico; hasta las que agregan prefijos y sufijos como fantástico, ciber, duro, blando, pre, post, apocaliptico, bélico, robótico, nano, bio, dark, etc. No dudes que podrías llegar a encontrar una ciber-noir-bio-robo-western-opera-espacial-post-apocaliptica-blanda-fantástica cuya historia prácticamente ya esta planteada pero con un genial giro de tuerca final. Todas estas obras de la literatura podrían bien ser base para un guión de cine, cómic y hasta series de televisión vía streaming en internet, que dicho sea de paso esta tecnología también salta entre ciber-subgéneros de los mencionados.
En la cultura popular podemos recordar el clásico discurso, en Los Simpsons, donde Martín Prince como candidato a presidente de la clase se promueve:
- Hey ¿Y Rad Bradbuty?
- Conozco su trabajo, gracias y sigan vigilando el cielo.”
Así como podemos encontrar bastantes similitudes en el lanzamiento a la luna de Verne con el Apolo 11 escritas casi 100 años atrás, no debemos negar la influencia que tienen los científicos e investigadores de la ciencia, que tal vez por no exponer libremente sus ideas se han refugiado en la literatura no académica para expresarlas, adornándolas con historias románticas, de exploración o de conquista y que finalmente si influyen el en desarrollo de la ciencia y la tecnología, tal es el caso del ya mencionado Arthur Charles Clarke o Carl Edward Sagan por mencionar un par. Hace apenas 3 años Chris Gavaler and Dan Johnson investigadores de la Washington and Lee University alegaron haber descubierto que leer ciencia ficción nos hacia “estúpidos”, hace menos de un año se retractaron, de algo tienen que vivir y su trabajo los obliga a publicar, queda claro que lo suyo no es la ciencia, sino la investigación.
No cabe duda que los cuentos de ciencia ficción, como género literario y la historia nos lo ha venido advirtiendo desde siempre:
- El deseo es el principal motor.
- Estamos dispuestos a aceptar que la seguridad social y la sanidad estén por encima de las libertades individuales
- La industria del vestido (la moda) esta sujeta a garantizar un ambiente descontaminado.
- Las diferencias sociales impulsan la creatividad y las revoluciones
- No importa dónde o cuándo estés cometeremos los mismo errores, pues esa es nuestra naturaleza.
Publicado por PeriódicoYa El 19 de Agosto de 2020, semana del Centenario de la Ciencia Ficción Moderna