Los niños imaginaron, diseñaron, calcularon, probaron y lanzaron sus microcohetes en el parque Luis Cabrera a unos pasos de la casa Rafael Galván, centro de extensión cultural de la UAM.
La velocidad del cohete es tal que apenas alcanza de verse el despegue, podemos suponer qué sucede por los gritos de los niños y casi al final alcanzamos a ver como el cohete despliega el paracaídas para dejarlo en la copa del árbol. :)
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En números: uno de los que diseñaron los niños terminó en una azotea, el otro en un árbol, los otros 2 aún cuando se recuperaron podríamos decir que fueron parte de la experimentación en el desarrollo innovador.