Sir Isaac Newton le llamó “momentum” a la cantidad de movimiento, como medida de la masa por la velocidad, años antes Galileo le llamaba ímpetu como si se refiriera a la energía con la que se actúa. El ejemplo mas claro lo experimentamos en cada bache, tope, alto, enfrenón o choque cuando salimos disparados al frente o a los lados y que muchas veces, estando en el asiento del centro atrás, incurrimos en algún pancho.
El Momento Newtoniano ha sido comprendido además, como su apoteosis 1642-1727, época en que su vida y la publicación de sus teorías lograron establecer la confianza sin límites en la razón y el conocimiento científico. Época en la que el buen Isaac no solo se convirtió en ejemplo de científico, sino también de burócrata. Quién más que un genio de la masa y el peso, con conocimientos de alquimia, para ser Director de la casa de moneda y diseñar sus denominaciones y métodos contra la falsificación. El Mismo Louis Lagrange decía que un Newton no se repetiría ya que no se puede descubrir dos veces el sistema que rige el mundo.
Edmund Halley en 1684 llegó preguntándole si tenia alguna idea del tipo de fuerza que atrae y describe el movimiento de los cometas hacia el sol, Newton inmediatamente respondió que debía ser una Fuerza inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Halley (el del cometa) sorprendido preguntó que cómo lo sabía, Newton solo dijo que lo había deducido hace años en 1679 por una pregunta de Robert Hooke y que tenia docenas de páginas al respecto, Halley pidió consultar los apuntes, Newton dijo que no tenia tiempo en ese momento pero que si regresaba en tres días los tendría disponibles y así fue. O era verdad que los escribío cinco años atrás o se paso día y noche desarrollando una respuesta que dedujo en unos segundos. Los apuntes se publicaron un año después como La ley de la gravitación universal.
Algo similar sucedió con la invención del Cálculo Infinitesimal, cuando “el frito” Leibniz le mostró su nuevo método matemático, Newton contesto igual, que hacía años que lo había utilizado para resolver problemas de mecánica pero no había tenido tiempo de formalizarlo, valió de discusión y sanos enfrentamientos hasta la muertre de Leibniz en 1716.
Con frecuencia caigo en Momentos Newtonianos y no me refiero al de inercia, fuerza, eléctrico, magnético o angular; sino a esta sorpresa cuando, después de, casi 2 años en Puebla encuentro “nuevos recursos” que he conservado aún en cajas empaquetadas de la mudanza. Por último creo que este no sería un buen Newtoniano si no dijera que hace tiempo había escrito notas de esto, que Newton es uno de mis favoritos junto a Frank William Gilbreth (Therblig), y ahora con la corrección ha cambiado de “El momento newtoniano” a “¡Momento señores! o la creación del newtoniano”