No tienen que adivinar, y lastima de producción de Disney porque ¡LA PELÍCULA NO ME GUSTO! Para quienes ya la hayan visto, sabrán a que me refiero, pues ahora cuando Phileas Fogg es un genio científico (punto a favor) y Passepartout es un fugitivo, ladrón, mayordomo, acróbata, ninja, asiático, monje, perseguido por robar-recuperar un buda sonriente de jade (que es punto en contra); a Lord Kelvin lo presentan como un anciano caracterizado como si fuera Maxwell, que niega una postura algorítmica para rodear el mundo en 80 días, y al enviar oficiales del gobierno a matar, más que a demorar a Fogg en su travesía, nos da una película “huérfana” de cualquier defensa.
Fue presidente de la Real Academia de Ciencias de Londres 2 veces y 3 de la Real Academia de Ciencias de Edimburgo; fundador de la Sociedad Británica para el avance de la Ciencia. A los 24 años (1848) estableció su escala absoluta de temperatura, basada en la de Celsius, que a la fecha no ha sido refutada o sustituida como estándar para los cálculos científicos relativos a la termodinámica; poco antes de su muerte ideó un modelo atómico, también es fundador de la criogénia, el primero en calcular la energía de la superficie solar y a los 15 años ya había vislumbrado su “analizador armónico” en un ensayo “sobre la figura de la tierra”.
De las peores partes de la película que puedo mencionar, es dónde Phileas Fogg perdido en el desierto de Estados Unidos, tal vez Carolina del norte, sin esperanzas para llegar a tiempo a Londres; conoce a un par de “arregladores” de bicicletas a quienes les corrige su diseño de planeador e incluso les enseña a fabricar uno, aludiendo a que el piloto puede controlar mejor la mecánica de un avión, contrario a lo que conocemos de los Hermanos Wright.
La película no tiene sentido histórico, la supuesta invención de los patines por Fogg; Kelvin fue presidente de la academia inglesa en 1890 y 1902, la reina Victoria murió en 1901, el primer vuelo con planeador de los Wright fue en 1900 y el propulsado fue en 1903 además “El pensador” de Rodín se llamaba “Dante” o “El poeta” antes de 1906.
Tal vez la más grande aportación de William Thomson a la ciencia sea la frase:
Esta le dio muchos enemigos y amigos ya que creó fama de desprestigiar a científicos que no tenían un fundamento matemático para sus teorías.
También este enunciado “súper erótico”, como diría Domingo Mota, ha provocado más de una vez excitación al escuchar de porcentajes, probabilidades, índices, coeficientes, factores, proporciones y demás palabras que nos ebulle la sangre a más de 300º K, por supuesto por encima del cero absoluto, inhibidor de cualquier entropía.
Por último la anécdota, cuando platicando sobre la temperatura del sol, que es de unos 6 millones de grados, alguien pregunto si ¿Celsius o Kelvin?
Publicado por AlephZero, Suplemento del Periódico Síntesis. Agosto 27 de 2004.
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