Muchos les dirán que el libro es original de 1933-34, pero la edición que tengo (y que milagrosamente conservo) está marcada como segunda edición en 1927, Barcelona- Buenos Aires de la Editorial Labor que en su tiempo fue un Best-seller en español comparable al cosmos de Sagan. Que, a casi 100 años, ya se consideraba un libro de divulgación.
Ya les he contado cómo en mi adolescencia me inicié junto con mis amigos en la divulgación haciendo telescopios de aficionado, agregaré entonces que mi bisabuelo tuvo atino de darme dicha antigüedad, que si bien era aleccionadora en los menesteres del universo, el cielo y el sistema solar; también un tanto incompleto para mi tiempo en que ya se había descubierto Plutón, Caronte, cientos de galaxias más y por esos tiempos (1995) el primer planeta extrasolar e incluso ya había pasado de moda el hombre en la Luna.
Sin embargo en perspectiva el libro nos permitía, a mis amigos y a mi, conocer sobre la investigación de la astronomía, ninguno de nosotros aspiraba a ser astrofísico, ni lo intentábamos, nos conformábamos con ser astrónomos como nuestro maestro Chavira, o los inalcanzables Cri-Cri o Amado Nervo.
José Comas Solá, autor del libro que les comparto (presumo) a los 15 años ya había escrito su primer paper sobre un meteorito y a los 20 ya publicaba sobre eclipses y la superficie de Marte, siendo contemporáneo de Percival Lowell. Determinó la órbita de 11 asteroides y 2 cometas, uno de cada tipo se llama Comas Solá, tuvo su cráter en la Luna pero la burocracia se lo catafixio por uno en Marte.
Sigo con la ganas de tener un libro similar de un autor mexicano, por ejemplo el famoso curso elemental de cosmografía de Joaquín Gallo que seguro harían buena competencia o diálogo, porque el de Joaquín Ancona al menos lo conocí en fotocopias que tristemente no conservo.
Pues hasta aquí mi reporte a los Joaquines y a Comas con un grato recuerdo que espero darme el tiempo de releer y estudiar.